martes, 26 de agosto de 2008

Os boêmios


(11 de agosto de 2008)
Wanderers de Artigas eliminó a su primo santalucense





Copa Nacional de Clubes (OFI)


Wanderers de Artigas empató 1 a 1 frente a su tocayo de Canelones y jugará la final de la Copa Nacional de Clubes. Fue como se esperaba, partido de pierna fuerte; un golazo al inicio del partido de tiro libre abrió el marcador para los norteños que se replegaron para el contraataque con destreza con seu futebol de fronteira. Ahora se vienen las finales con Atlético Fernandino.

Wanderers de Santa Lucía arrancó con el arco entre ceja y ceja. Parecía que se lo comía en los primeros minutos; el jugador artiguense Ledesma (al parecer, nunca se recuperó de su lesión) es sustituido por Mauricio Muñoa a los seis minutos de comenzado el encuentro, sumale que el locatario dominaba la pelota… Pero a los 12 minutos: primer ataque de la visita, tiro libre, y Sebastián Martínez le pega por afuera de la barrera para despertar la tribuna visitante que rugió y cantó todo el partido. “¡Te dije que iba al ángulo!”, aclara alguien entre cánticos.

La reacción del bohemio local no se percibió como un cambio de ritmo, porque siguieron como en los primeros minutos, pensando solamente en el arco. El arquero Lencina seguía recibiendo centros imprecisos. Pero a los 18 minutos un cabezazo de Laguzzi estuvo cerca. Lencina aprovecha y permanece unos minutos en el piso. El local necesitaba tres goles; la semifinal se jugaba con todo.

El ingresado Mauricio Muñoa se gana la tarjeta roja en el peor momento de Wanderers de Artigas. Después de cometer una falta apunta y patea la pelota contra su contrario caído en el suelo. Los locales, con un hombre más, pensaban que era difícil… pero no imposible. Ahí nomás, con el tiro libre que les dejó Muñoa tembló el arco visitante.

Cuando se terminaba el primer tiempo Lencina aparece nuevamente con seguridad y se iba convirtiendo, de a poco, en la figura del partido. La hinchada que vino de Artigas no deja de cantar en ningún momento.

Con fe pal segundo tiempo

Para el segundo tiempo se olía un gol del equipo local, que apeló entonces principalmente al tiro de larga distancia. El primero en probar fue Martín Soria: desviado; luego, el recién ingresado Pablo Méndez, con violencia la pelota pega en la parte de atrás del ángulo. Algunos lo gritaron.

Después de varias llegadas frustradas, finalmente Marcelo Almiñana, de gran partido, empata el partido (también) de tiro libre a los 58 minutos. Si con este gol el local se entusiasmó, fue quizás eso mismo lo que le mereció la expulsión a Leonardo Muslera por operarlo a Damián Paz cuando aguantaba la pelota. Se equilibraron en goles y en jugadores en dos minutos: diez contra diez, uno a uno.

De aquí en adelante Ferreira y Cabrera buscaron los esperados goles, Lavieja peleó en el medio de la cancha; pero los remates eran cada vez menos concretos. La impotencia se iba adueñando del equipo local. Wanderers de Artigas controló bien el partido. Sebastián Martínez complicaba por momentos a la defensa locataria. El contraataque veloz de los norteños amenazaba con otro gol en cualquier momento. Los comentarios amenazaban con la llegada de los Titanes en el Ring. A menos de un minuto para finalizar el partido, Walter Posse es expulsado; el local se queda afuera de la final y con nueve jugadores. El partido termina con empujones y trompadas dentro de la cancha que no pasan a mayores. Los policías reaccionaron rápido para proteger a los jueces cuando, en realidad, no eran el blanco de agresión. ¿Será la costumbre?

Todo tiene un final

El plantel de Wanderers de Artigas está en la final y era favorito a ganar este encuentro, y también lo es para quedarse con la Copa (como lo hizo en 2003, 2004 y 2005). Principalmente porque tiene un apoyo económico que le permitió, por ejemplo, concentrar tres días para esta semifinal en la represa de Paso Severino (hotel-estancia). El plantel se da el lujo de tener una base del equipo para pelear el campeonato local y otra para el campeonato organizado por OFI. De lujo son también los seguidores del equipo norteño: presenciaron esta semifinal, el ex técnico del equipo bohemio, Mario Saralegui, junto con Carlos Bueno y Gerardo Alcoba.

La final será frente a Atlético Fernandino el domingo próximo a las 15 horas en el Domingo Burgueño Miguel de Maldonado. Justamente una de las cartas ganadoras de los Fernandinos es Ruben Lima, ex jugador de San Jacinto de Artigas, rival tradicional de Wanderers. Será una final que promete ya que Atlético Fernandino tiene números implacables jugando de local, pero de visitante: todo lo contrario.


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Los Infiltrados

Ya estaba aprontando el bolso y saliendo para la Terminal de Río Branco cuando mi co-productor poli-funcional aparece con su caminar cansino y manos en los bolsillos.

— “¿Qué vas a hacer?” , pregunta, y cuando le cuento replica:

— “Dicen que Canelones es chico pero está zarpado”, y ahí nomás se suma para ir a ver la semifinal,

“¿Quién juega?”, agrega.

Cuando llegamos a Río Branco el ómnibus estaba apenas dando marcha atrás para despegarse del andén y partir rumbo a Las Piedras. Le hago señas al chofer y me responde como quien no puede romper las reglas, “no, no”, expresa con su dedo índice el muy miserable hijo de COPSA. ¡No se puede ser tan mala leche! ¿Me voy a calentar? No, hermano, tranquilo el loco, yoga, mantra, meditación. En cuarenta y cinco minutos pasa otro. El que nos dejó ahí, en la plaza.

Despacito y por las piedras llegamos al estadio. El dilema era: ¿tribuna local o visitante? Decido jugarme una ficha para ir al sector prensa, dado que no tenía el respectivo carné de periodista, hablo con el encargado y ningún problema. Es lo que tiene el interior. ¿Te imaginás si el encargado era ya sabés quien? Hasta la jura de la bandera me pedía.

Mi co-productor, sufriendo un poco el frío del sábado a la noche, está con su gorra de lana y bufanda; sólo se le ven los ojos. Así, toma diferente camino: hinchada de Wanderers de Artigas. Le doy mi grabador extra que tenía en el bolso y, de repente, el casi-cheff se convierte en un gran periodista infiltrado en la hinchada visitante. De un lado del casete se puede oír una jugosa encuesta sobre cuán profesional es Wanderers de Artigas. Los hinchas coinciden en que falta infraestructura, y no saben si les convendría ser profesionales. Más tarde, Moreira me confesaría que algunos le vieron cara de espía y no querían responder sus periodísticas preguntas.

— “¿En qué año se fundó Wanderers?” (…) “¿Cuántas copas tienen?“

Un muchacho codea a otro huidizo:

— “No le contestes.”

Otra vez en la plaza, ahora esperando el ómnibus de vuelta. Tranquilos los locos en busca de un par de hamburguesas cuando mi co-productor alerta me despierta:

— “¡Vo, el ómnibus!”, dudo por un segundo y aplico:

—“Listo maestro, así nomás la hamburguesa.”

—“Sí, ya va... ¿Mostaza? ¿Ketchup?”

—“Sí, y fritala tranquilo que ya perdí el ómnibus.”

Me sentí como el padre del Nico Lodeiro en la práctica de Nacional cuando me conversaba:

—“Sí, yo me voy con el ómnibus de la tercera que es aquel que está allá. Si los gurises se bañan ahora y se van dentro de un rato. Si querés hablo que te llevan a vos también. Sí, aquél ómnibus… que se está llendo... Ah, se va el ómnibus… ya se bañaron los gurises…. Ah, mirá, vos.”

Y bueno… ¿Me voy a calentar? No, hermano, tranquilo el loco, yoga, mantra, meditación. Además que el loco de la hamburguesa no fue de mala leche, no fue como el chofer; ¡ese! ¡El de las 17.15!

El Infiltrado







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Publicado en la diaria el 11 de agosto de 2008

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